Según las investigaciones llevadas a cabo en la zona, los petroglifos en la pared oeste son ligadas al culto de los difuntos, por el hecho de que las figuras miran hacia el Este donde, según la cultura de la Gran Nicoya residen los Dioses y se ubica el paraíso principal. Además, una de las figuras representa un animal de cuatro patas, quizás un perro.
Según las antiguas culturas de Solentiname, los difuntos eran acompañados y guiados al otro mundo por un perro. En la pared este domina una gran figura símbolo de la fertilidad: se supone que está relacionada con el paraíso de la fertilidad/agua, que se ubicaba al Oeste, hacia donde mira la figura.